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10 Mitos persistentes sobre el trabajo remoto de los que debemos deshacernos


El mercado laboral no deja de desarrollarse, y nuevos formatos están reemplazando a los tradicionales. Según algunas estimaciones, el año pasado, aproximadamente un tercio de todos los trabajadores de Estados Unidos trabajaban desde su casa. El trabajo remoto está dejando de ser algo fuera de lo común, pero a su alrededor todavía hay muchos mitos que distorsionan la realidad y, a veces, hacen daño.

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Mito 1: no hace falta tomar en consideración el horario de un trabajador “remoto” (de cualquier forma, está en su casa)

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Mito 2: el trabajo a distancia es ideal para personas con niños

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El verdadero empleo en casa requiere de concentración y de la realización de cierta cantidad de trabajo. Para algunas profesiones (consejería, por ejemplo), también se necesita silencio absoluto. Tanto los bebés con un régimen inestable como los niños mayores que, al ver que su madre está en casa, piden su atención, no propician demasiado la dedicación al trabajo.

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Mito 3: todos los que trabajan desde casa son perezosos, porque trabajan pocas horas al día y se les paga

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Las opciones para trabajar de forma remota durante pocas horas al día en verdad son muchas, pero para obtener un pago comparable al del trabajo de oficina, por lo general tienes que trabajar de 6 a 8 horas. En cuanto a la opinión pública, sigue habiendo bastante gente que considera a los que trabajan desde su hogar como personas perezosas. Hay que estar preparado para eso y considerar sus consejos de encontrar un “trabajo normal” como un entrenamiento de independencia de las opiniones ajenas y de la defensa de las fronteras personales.

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Mito 4: eres tu propio jefe

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Prácticamente cualquier especialista remoto trabaja para alguien. Esta clase de empleo no es muy diferente de un trabajo de oficina común, y el profesional independiente depende de un cliente que establece exigencias. Muchos expertos remotos prefieren realizar varios proyectos a la vez, por lo que lidian con muchos jefes al mismo tiempo. Una ventaja de ser freelancer es la flexibilidad en la planificación del horario laboral y la posibilidad de rechazar proyectos poco interesantes.

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Mito 5: solo los programadores pueden encontrar trabajo en casa

Aquí hay solo una pequeña lista de las posibles vacantes de trabajo desde casa que podrías conseguir (además de trabajar en TI):

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  • Periodista, redactor, editor, corrector, traductor.
  • Contador, abogado (consultoría en línea y documentación).
  • Profesor, tutor y entrenador.
  • Psicólogo.
  • Diseñador web, administrador de contenido, administrador de SMM y otras especialidades relacionadas con la búsqueda, administración de contenido de sitios y comunidades en las redes sociales.
  • Todo tipo de especialistas del trabajo con gráficos y videos: diseñadores, animadores, editores, etc.
  • Especialista en centro de llamadas.
  • Gerente de una tienda en línea.
  • Asistente personal.

Y si eres un experimentado pastelero, costurero o, por ejemplo, joyero, puedes publicitar fácilmente tu propia tienda o taller en las redes sociales o en sitios como Etsy.

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Mito 6: trabajando en casa, puedes distraerte, revisar las redes sociales y no hacer nada (de todos modos, nadie te verá)

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“Cuando haces, cobras”. Este es el principio básico de la mayoría de los trabajos en casa. Puede basarse en pagos por cada proyecto, por entrega o en el seguimiento de la cantidad de tiempo dedicado a una tarea a través de programas especiales. Para los freelancers, el compromiso es especialmente importante porque todos los problemas y fechas límite incumplidas se describirán en las opiniones de los clientes y afectarán la reputación profesional.

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Mito 7: puedes trabajar como sea, vistiendo un pijama o solo ropa interior

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Por supuesto que puedes trabajar en casa vistiendo una camiseta vieja y unos pantalones de deporte estirados. Pero diversas investigaciones muestran que, en esos casos, resulta difícil concentrarse y la productividad disminuye. Esto no significa que tengas que ponerte un traje de oficina para llevar a cabo tus encargues: ropa normal y una cabeza limpia serán suficientes. Además, será otro recordatorio para las otras personas de tu hogar de que estás trabajando.

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Mito 8: con el trabajo remoto no hay crecimiento profesional

 

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El crecimiento profesional de un trabajador a distancia depende en gran medida del desarrollo de nuevas habilidades y cualificación general. Al mismo tiempo, el “buen servicio” y la experiencia pasan a un segundo plano. Los empleadores y los clientes miran el portafolio, las opiniones y las tareas de prueba. También hay menos oportunidades de progreso de un empleado ordinario a jefe que en las organizaciones tradicionales, pero hay más posibilidad de crecimiento profesional y financiero.

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Mito 9: lo más difícil es obligarse a trabajar

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No es tan fácil programarse para un trabajo fructífero en casa, en donde hay tantas tentaciones como una cama caliente por la mañana o una película no terminada por la noche. Pero quienes no pueden lidiar con eso por lo general no se quedan demasiado tiempo en el trabajo remoto. En realidad, lo más difícil es parar. Se te paga por el resultado, lo que hace que sea tentador quedarse trabajando más tiempo o tomar más cantidad de empleo. No hay una separación formal en el hogar, como sí sucede en la oficina: “Estoy en el trabajo / Me he ido a casa”, y debes obligarte a apagar la computadora para tomar un descanso.

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Mito 10: el trabajo remoto es mejor en todo sentido que los formatos tradicionales

Si aún tienes la errónea idea de que trabajar en casa es el cielo en la Tierra, por favor, vuelve a leer todos los puntos anteriores.

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  • Trabajé como freelancer. Horario flexible, buen dinero. Todos me consideraban una holgazana porque me quedaba en casa. Y conseguí un trabajo en una oficina. La gente es buena, quiero cantar y bailar. No sabía que se podía trabajar 8 horas y luego descansar. Y los clientes no me llaman a la una de la madrugada, duermo lo suficiente, el equipo me ayuda a mantenerme en forma y el lugar de trabajo está separado del dormitorio. Es posible almorzar en un lugar alejado de la computadora y no hay problemas con los clientes. Todo el mundo me trata con respeto y puedo dormir 7 horas al día. Tengo tiempo para los libros, para el descanso, para pasear y para socializar.

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Bonus: 10 Hechos científicos que demuestran que todos tenemos demonios interiores

¿Alguna vez has pensado por qué las mujeres a menudo se sienten atraídas por los “chicos malos”? A pesar de que en este caso el desenlace es obvio, las chicas deciden empezar esta relación. Resulta que para esto hay una explicación científica: los hombres de este tipo son percibidos como más seguros de sí mismos y dispuestos a asumir riesgos. ¿No estás de acuerdo? Lee nuestro artículo y descubrirás 10 hechos inesperados sobre la naturaleza humana.

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1. Elegimos líderes con señales psicopatológicas

La gente es propensa a elegir personas con rasgos psicopáticos para los cargos directivos. A menudo, su agresividad e insultos tienen para muchos de nosotros el “atractivo primitivo” y se perciben como un signo de superioridad sobre los demás.

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Una encuesta entre los líderes financieros de Nueva York también mostró que apreciaban los rasgos psicopáticos más que la inteligencia emocional. Al mismo tiempo, existe un vínculo directo entre los signos psicopáticos y el liderazgo: cuanto más alto es el nivel de psicopatía, peores son los indicadores de liderazgo.

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2. Preferimos ser electrocutados en lugar de perder el tiempo pensando

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Un estudio demostró que para una persona la oportunidad de pasar tiempo a solas con sus propios pensamientos es una de las actividades más desagradables. Es tan desagradable que muchos están incluso más dispuestos a someterse a descargas eléctricas que a estar a solas con sus propios pensamientos. Esto puede explicarse por el hecho de que a las personas no les gusta la monotonía y hacer algo les brinda mayor placer que solo pensar.

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3. Creemos que las personas que no se parecen a nosotros no son del todo normales

Hay muchos ejemplos en la historia de la humanidad en los que las personas fueron crueles con los demás simplemente porque no eran como ellas. Esto puede explicarse por el hecho de que solemos tomar por inferiores a ciertos grupos de personas que son muy diferentes y vulnerables a nosotros.

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Por ejemplo, en un estudio, los estudiantes registraron actividad baja en la corteza prefrontal de cerebro al ver fotos de personas sin hogar o drogadictos. Pero esta misma actividad se intensificó cuando se les mostraron fotografías de personas de estatus social más alto. Además, los jóvenes tienden a tratar peor a las personas mayores, y los niños de hasta 5 años de edad tratan mal a las personas que de alguna manera son diferentes a ellos.

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4. Encontramos atractivas a las personas con rasgos de personalidad desagradables

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El atractivo de un hombre ante los ojos de una mujer es mayor si su personalidad está llena de rasgos “oscuros” (por ejemplo: un manipulador codicioso e insensible). Nos atraen, al menos a corto plazo, personas con tres peculiaridades “oscuras”: narcisismo, psicopatía y maquiavelismo. Una posible explicación es que los rasgos “oscuros” son cualidades de un macho dominante que demuestran su confianza en sí mismo y su disposición a asumir riesgos.

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5. Solemos sobrestimar nuestras virtudes

En la vida real, muchos de nosotros tendemos a sobreestimar nuestras habilidades y cualidades, como la inteligencia, el atractivo o las habilidades de conducción. Esta tendencia se ha denominado “el efecto del lago Wobegon”, en honor a una ciudad ficticia donde “todas las mujeres son fuertes, todos los hombres son hermosos y todos los niños están por encima del nivel promedio de desarrollo”.

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Además, las personas incompetentes son más propensas a la arrogancia (el efecto Dunning-Kruger). Por ejemplo, los delincuentes en prisión están seguros de que son más humanos, más honestos y más confiables que la mayoría de las personas en libertad.

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6. Disfrutamos del sufrimiento de los demás

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Resulta que el regodeo es un rasgo característico incluso de los más pequeños. Por ejemplo, los niños de 4 años: se complacen cuando ven el sufrimiento de otra persona, especialmente si piensan que la persona recibió lo que merecía.

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7. Creemos que los mendigos merecen su destino

Muchos de nosotros tenemos una necesidad increíblemente fuerte de creer en el orden mundial justo. Nuestra fe es tan fuerte que incluso la utilizamos para justificar las desgracias que les suceden a otras personas. Creemos que “se lo merecen”. Nos resulta más fácil mantener esta posición que compadecer a otra persona.

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Además, tendemos a culpar a las víctimas de violación, los necesitados, a las personas con SIDA y a otras personas por lo que les sucedió; nos resulta más fácil mantener un delicado equilibrio de nuestras visiones del mundo. Sin embargo, a los ricos solemos atribuirles más mérito y cualidades positivas de lo que realmente merecen.

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8. Somos hipócritas y moralistas

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La sabiduría convencional se confirma por la investigación: el que condena más enérgicamente las malas acciones de otras personas, a menudo tiene algo que esconder de los demás. Las personas tienden a explicar los errores de otras personas por sus deficiencias, y no por las circunstancias. Pero hacen exactamente lo contrario cuando se trata de ellos mismos. Por ejemplo, las personas tratan su propia traición con mayor tolerancia que la traición de su pareja. También nos duelen más las mismas manifestaciones de grosería cuando son cometidas por extraños que cuando las cometen nuestros amigos o nosotros mismos.

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9. Todos tenemos troles en nuestro interior

Las redes sociales pueden potenciar los rasgos negativos de la personalidad humana. Esto se debe al anonimato y el “ingenio” consiguiente que se logran fácilmente estando en línea. Son los factores que aumentan la tendencia a un comportamiento inmoral, ya que los usuarios confían en que su comportamiento quedará impune. Por esta razón, se permiten decir las cosas que en la vida ordinaria son inadmisibles para ellos.

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Además, las personas a menudo se permiten trolear, copiando el comportamiento de otras personas o se dejan llevar por su mal humor. Resumiendo, los usuarios ordinarios también son propensos a troleo cuando el estado de ánimo y el contexto de la discusión sugieran este comportamiento.

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10. Creemos que nuestra opinión es superior a la de los demás

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En la mayoría de los casos, las personas insisten en su opinión incluso cuando hay argumentos importantes a favor de una opinión diferente sobre el tema de discusión. Los participantes de un estudio que apoyaron o se opusieron a la pena de muerte ignoraron completamente los hechos que ponían en duda sus puntos de vista comenzando a mostrar una mayor perseverancia en sus argumentos. Esto se debe al hecho de que creemos que los hechos que ponen en tela de juicio nuestra opinión socavan nuestro sentido de identidad. Nuestra arrogancia nos hace creer que nuestra opinión es superior a la opinión de los demás y ni siguiera buscamos argumentos adicionales.

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